jueves, 2 de octubre de 2008

vidas minúsculas


no son las vidas minúsculas de pierre michon de donde me permití tomar el título prestado, finalmente todo es prestado o plagiado de alguna parte, los estrictos cánones de la originalidad practicada por algunos escritores, son igual de absurdos que la inspiración adquirida por medio de un té británico consumido en una fonda llamada starbucks.

las vidas minúsculas, son esos pequeños individuos que no tienen referente conceptual, no conservan ataduras para deconstruirse, se miran suavemente para matarse salvajemente por medio de otitis, producida por la infección externa del ruido estridente de las vidas mayúsculas.

esas vidas mayúsculas que introducen la nueva ecología de un mundo que se conserva como la representación de una naturaleza llena de equivocaciones, que se sustentan en el "logos" occidental, no hay razón en la actualidad que valga como argumento fuerte para todo y en todo lo que se refiere a un equilibrio social.

derrida pensaba correctamente que el fonocéntrismo no era la solución para comprender el logos del ser humano, la diferencia o el "différance" contiene la esencia de las mentes que conviven en una representación del mundo que nosotros construimos, las vidas minúsculas tienen la solución para salir de la estructura y pensar no desde el lenguaje, sino desde una gramatología que se encuentra en proceso de construcción, finalmente el hombre se encuentra siempre con razones que la razón desconoce como decía pierre duhem...

lunes, 8 de septiembre de 2008

La eternidad de los recuerdos



 

«-La hemos vuelto a hallar. 


-¿Qué? 

-La eternidad. 


-Es la mar unida con las nubes »

 

Monólogo desde el vacío

 

Desperté, no sé ¿Qué hora es? Sólo desperté, con un sabor amargo en el paladar y un aliento vacío, pero no recuerdo nada, tengo golpes en la pierna derecha y muchas preguntas, pero desperté sólo desperté...

En la cama se encuentra un libro de Emile Nelligan, pero eso dice la portada gris, ¿quién diablos es Emile Nelligan?, desperté y sólo desperté...

 

-Supongamos por un momento que nuestro personaje tiene la misma sensación de Joel Barrish cuando sabe que ha salido de los recuerdos de Clementine Krucznski y al leer la fría nota café:

 

Clementine Kruczynski has had Joel Barish erased from her memory. Please never mention their relationship to her again.

 

Thank You

LACUNA INC.

 

Desperté sólo desperté…

La fotografía en la mesita, me dice de un presente olvidado, es una figura, un rostro alguien, pero sólo desperté…

No puedo saber nada, pero si no recuerdo nada podría decir que no extraño nada… sé qué extraño algo, pero sólo desperté…

El vaso de agua en el suelo me pide por sed, pero la sed dónde se encuentra, en mi fisiología, no tengo nada, sólo desperté…

 

Estudios científicos recientes han descubierto el área cerebral relacionada con la confusión de recuerdos el girus frontal inferior controla los recuerdos que son capaces de borrar parte de la memoria. Científicos de la universidad norteamericana de Wisconsin-Madison han descubierto, gracias a la técnica de estimulación magnética transcraneal o TMS, que un área del cerebro muy concreta, el girus frontal inferior, podría jugar un importante papel en el control de algunos recuerdos capaces de borrar otros: las interferencias proactivas. Estas interferencias son las causantes de confusiones y tropiezos de la memoria. La localización del área que las controla podría ayudar a comprender ciertos problemas de la memoria.

 

Entonces probablemente el Dr. Howard, si podría trabajar en LACUNA…

 

¿Pregunta mi mente…?

 

Los recuerdos están siendo objeto en la actualidad de diversas investigaciones, por ejemplo, se sabe que el cerebro es capaz de inventar recuerdos de hechos que nunca ocurrieron, que la memoria puede apropiarse de los recuerdos de otros, e incluso que la preocupación es capaz de crear falsos recuerdos en la memoria. También hemos sabido que se ha conseguido implantar falsos recuerdos en la memoria mediante técnicas de sugestión y que los recuerdos pueden ser alterados con medicamentos.

 

Sin embargo, la situación caótica de mi mente no se encuentra trazada por los recuerdos jamás olvidados. Actualmente sufro las condiciones de mi interés por los idilios, de las constantes venidas de Mariane por las noches, de los paseos nocturnos jamás vividos.

   Acaso no la más grande melancolía del ser humano es saber que nunca alcanzará la perfección, esa misma que te permite ilusionarte por los platónicos, igual que Ferdinand o Pierrot  que remarca: «En necesidad, hay vida. Yo tenía necesidad. Estaba vivo.» Y es Marianne, musa de su resurrección quien dice a Pierrot en su cama: «¡En pie los muertos!». Marianne, creada por las letras del propio Ferdinand, quien suplica una descripción de la mujer como la compañera de viajes, la rebelde al igual que Rimbaud en la “temporada por el infierno”.

 

 

 

-El problema nos son los recuerdos …

 

 *Es la imperfección del tiempo…

 

-Si yo lo acuso de imperfecto, yo lo denuncio como un estado transitorio que constantemente comete errores, el tiempo no es culpable de todas las cosas que sufre el hombre, pero sí de la mayoría, en ausencia de mi libertad, aspiro a coleccionar presentes toda mi vida… 

 

Desperté y sólo eso desperté…

miércoles, 27 de agosto de 2008

Las vacas


Aun recuerdo aquel día, estaba nublado y se podía incluso sentir la entraba de la humedad por los espacios que separaban las tablas con las que estaba construido aquel cuartucho donde los patrones me dejaban dormir. Se podía percibir el olor a tierra mojada y si se tenía cuidado, al cerrar los ojos, uno podía imaginarse que la neblina entraba a aquel lugar tal como entra la luz por la ventana.

Entonces paso. Juancho estaba afuera gritando. Aunque eso era ya bastante normal para mí Aquellos horribles gemidos no podían faltar algún día en la vieja granja. Diario, todas las mañanas, con una puntualidad que no tenía ni siquiera el reloj de péndulo del que tan orgulloso estaba el patrón José; él se levantaba, siete de la mañana, salía corriendo de aquella casona apolillada, azotando el mosquitero que apenas estaba ya sujeto al umbral de la puerta debido al cotidiano maltrato que recibía por parte del niño. Corría como si se le fuera la vida, después de algunas caídas y tropezones llegaba al centro del amplio espacio que hay entre la vieja casa y el granero, ahí, se postraba sobre el pasto, solo se dejaba caer de rodillas, levantaba entonces la cara y emitía aquellos sonidos al cielo. Aquello era horrible. Su rostro, deforme ya por azares de la naturaleza, se tornaba aun más abominable. Parecía como si sus escasos trece años se triplicaran.

Esta cotidiana, aunque nunca monótona situación, convertía a Juancho en la más anormal y tétrica emulación de gallo mañanero que tuviera graja alguna. Y a mi me tocaba, por ser el peón de aquella granja hacerla de su nana.

Al escuchar los monstruosos sonidos matinales, tenía que levantarme e ir por él, me calzaba las botas de caucho, salía de mi cuarto, rodeaba el establo y llegaba a donde Juancho se encontraba. Aquel día no fue la excepción, al llegar a su lado siempre era lo mismo – Juancho levántate que es hora de ordeñar a las vacas- en ese preciso momento, dejaba de gritar, tal pareciese que al oírme su alma regresara de un lugar lejano y comprendiese entonces que no tenía finalidad alguna su grito frente a mi. Me hubiera gustado saber lo que le reclamaba con tanta desesperación al cielo, pero esto era un deseo inútil ya que sólo era en aquellos momentos de angustioso éxtasis de la mañana cuando aquel hueco en su cara, que mas que su boca, parecía una yaga, emitía algún sonido. Sólo bajaba la mirada y después de unos instantes, alzaba su cara, postraba sus ojos sobre mí con aquella inválida expresión, que salvo a mi, a ninguna otra persona le hacía posible aguantarle la mirada. Entonces, alzaba su mano de roídas uñas para que yo lo ayudara a incorporarse, nos encaminábamos entonces hacia el granero, él se aferraba a mi mano con gran fuerza. Era bastante tosco de cuerpo a pesar de su edad. Su madre, la patrona doña Martha, le decía que era un “súper hombrecito” ya que a causa de su tremenda fuerza, a menudo provocaba accidentes cuando no lastimaba, sin querer yo pienso a las demás personas. Su fuerza era tal, que incluso llegó a tener problemas en la primaria del pueblo al fracturarle un brazo a uno de los niños que diariamente se burlaban de él por causas obvias. A veces los niños llegan a ser los seres más dañinos al no darse cuenta por la edad, de los daños que pueden ocasionar a la sensibilidad, ya de por sí tan mancillada de Juancho. En la escuela de aquel pueblo, él era conocido por todos como “el niño cara de vaca”. Y no era para menos, las burlas hacia él no podían faltar, incluso de parte de algunos de lo profesores. Querer a Juancho en resumidas cuentas era algo muy difícil, sino imposible de hacer.

Aunque pudiera parecer mi propósito, no quiero que el lector de estas líneas sienta una melosa compasión por este niño, ya que, si alguna cosa puedo aseguraos, es que si lo hubieran conocido, lo tratarían con igual desdén que los demás. El problema de la literatura, me decía siempre el patrón, es que al poner sobre el papel la personalidad de cualquier personaje, se describe a éste de forma completa, con sus “errores” y “virtudes” y por lo general las “virtudes” siempre ganan el corazón de los lectores, cosa que nunca sucede en la vida real, ya que en ésta las personas solo alcanzan a ver los “errores” de los demás.
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Nota: Creo que si el Wherter de Goethe, el Zaratustra de Nietzche o el Raskolnikov de Dostoievsky no fueran personajes ficticios, las lágrimas y el amor que muchos lectores sintieron al leer su historia, se transformarían en insultos y desdén al momento de conocerlos en la vida real …. Así la naturaleza humana.
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El haber fracturado el brazo de aquel niño, sobrara decir, fue motivo de su baja inmediata de la única escuela en kilómetros a la redonda. Hecho por demás, que no representaba en realidad frustración alguna ni para él ni para sus padres, ya que su estancia en la escuela no le proporcionaba ningún beneficio, ya que Juancho simplemente sufría de un serio problema de autismo.

Entramos al granero, un lugar que bajo ciertas condiciones de luz realmente tenía un aspecto tétrico más aún en los ocasos. Mientras yo reparaba esa mañana el cubo y el banco para disponerme a ordeñar a las vacas, Juancho echaba a correr como siempre, hacia el establo donde éstas comían, que se encontraba localizado en una de las esquinas de aquel enorme lugar.

Se paraba ante la más endeble y enfermiza de todas, una vaca huesuda color marrón, que además era la única que no se inmutaba con su presencia. Alguna vez recuerdo, alguien me dijo que algunas vacas llegan a ser realmente dóciles, al punto de ir hacia el granjero al escuchar su nombre, como si se tratase de un obediente perro. Sin embargo, éste no era el caso en aquel establo, todas las vacas, salvo ésta, se apretujaban en un rincón, al oír que el portón del granero se abría, como si presintiesen algo malo.

Cuando Juancho se acercaba a esta vaca, parándose delante de ella, ésta no hacía nada, sólo se quedaba ahí dirigiendo sus dos enormes ojos que más bien parecían dos canicas negras, hacia el niño, como esperando tal vez que se produjera algún débil sonido que diera la pauta para iniciar una conversación.

Yo mientras tanto, ya había entrado al establo y había empezado a ordeñar a uno de los rumiantes. Aquel día en particular, “el niño cara de vaca” después de ver fijamente a su homónima durante el largo tiempo acostumbrado, se dirigió hacia donde yo me hallaba y me tocó suavemente el hombro. Al voltear, me topé con su cara, la cual me veía fijamente a los ojos, nunca podré borrar de mi mente aquella escena, de sus negros ojos salían lágrimas, como si a través de ellos se pudiera traslucidar un doloroso sentimiento. Nos quedamos viendo fijamente un largo rato, yo aun sujetaba con mis dos manos las ubres de la vaca que en ese momento me encontraba ordeñando. Tal pareciera, que con aquella, la mirada tan angustiosa, Juancho me preguntara cuál era el parecido entre la vaca y él, y el por qué la gente del pueblo al verlo en la calle lo evadía. El por qué doña Martha lo encerraba en su cuarto cuando había visitas distinguidas en la granja y por qué el patrón cuando bebía demasiado, lo golpeaba hasta saciarse, mientras maldecía al cielo por haberle dado tan abominable hijo.

Debo confesar que me dieron ganas de abrazarlo, pero su problema mental, hacía que le fuera casi insoportable el que las personas lo tocaran apenas. Así, llorando, o más bien debiera decir lagrimado ya que él no emitía sonido o queja alguna, retrocedió unos pasos hasta encontrarse a lado de aquel demacrado animal, aquel que tal vez fuera el único ser con el que se entendía. En aquel momento, la patética vaca se desplomó como si se tratase de un saco de patatas, cayó inerte, sólo se escuchó un golpe seco, seguido del sonido de agitación de los demás animales. La vaca a la que yo ordeñaba giró bruscamente, provocando que yo cayera del banquillo y que la leche que había recolectado en el cubo se resbalara sobre mi.

Al incorporarme, me di cuenta de que el niño no se había movido para nada, como si no hubiera visto lo que había pasado, como si aquel rumiante no yaciera a su lado con la lengua de fuera.

En ese mismo momento, salí corriendo rumbo a la casona de donde hacía sólo media hora Juancho había salido. Me es difícil recordar lo que iba pensando, pero seguramente estaba confundido como nunca. No puedo explicar lo que aquello me causó. La cara del niño, su expresión, esa mezcla de angustia y desesperación. Nunca lo podré olvidar. Aún ahora esas imágenes persisten en mi cabeza, me es difícil explicar lo que me producen, es como si al haberme visto, “el niño cara de vaca” me hubiese trasmitido como por ósmosis toda la tristeza que había cargado sobre sus hombros a lo largo de su corta vida.
Llegue a la casa, abrí la puerta y cuando estaba a punto de gritar el nombre del patrón, me detuve en seco. Ahí, delante de mí, apenas iluminados por la tenue luz del alba que empezaba a iluminar aquellos parajes, yacían los dos cuerpos de los patrones sobre un charco de sangre.

No recuerdo cuánto tiempo estuve parado sin moverme, observando aquella horrible y tétrica escena, los cuerpos boca arriba, a unos dos metros uno del otro, con los vientres abiertos y las vísceras de fuera. Un cuchillo cubierto de sangre se encontraba aun enterrado en uno de los muslos de la señora Martha, mientras el auricular del teléfono era sujetado por la mano inerte del patrón. Mis rodillas sucumbieron ante aquella escena y quedé postrado con la cara llena de lágrimas y una sensación de náusea en el estómago. Me dirigí hacia los cadáveres y tomé el auricular que salpicaba sangre…. Solo se oía el tono. Inmediatamente llamé a la policía e informé al operador de lo ocurrido, éste me dijo que no me moviera de allí y que no tocara absolutamente nada de la escena del crimen, iban en camino.

Dos meses después me encontraba de visita en el manicomio de San Pedro en la capital. Iba a visitar a Juancho, lo habían internado después de lo ocurrido. Recuerdo que al entrar a la sala de visita y verlo amarrado a una silla un temblor recorrió todo mi cuerpo. Me senté delante de él y como siempre nos quedamos viendo fijamente.

No sé por qué lo hice, pero le pregunté –Juancho ¿Por qué?- y lo que aconteció después, aun ahora no tengo la entera certeza de que haya ocurrido, pero, de aquella su boca, de la que nunca había salido ningún sonido más que aquellos gritos matinales, surgieron, con una claridad tal que pareciera que aquel engendro de niño nunca hubiera tenido aquel problema mental que le afectara desde la infancia, estas tres palabras… FUERON LAS VACAS.

Epílogo

Cuando oí las sirenas de las patrullas salí corriendo de la casona, haciéndoles señales para que se acercaran. Al llegar, dos policías entraron a la casa preguntándome si no había tocado nada. El alguacil, que en ese momento iba llegando, se me acercó y preguntó, -¿Y “el niño cara de vaca”?- a lo que desconcertado respondí –En el granero- se me había olvidado por completo, la escena de los cadáveres me había afectado demasiado como para que al momento de verlos tirados en el piso de la casa entrelazara todos los hechos.

Nos dirigimos al granero. Al llegar al establo, tanto el alguacil como yo, quedamos atónitos. Sobre el suelo, había una hilera de vacas muertas, encabezándolas se encontraba la vaca flaca y raquítica que muriera minutos atrás, su pecho estaba abierto y al igual que los patrones tenia las vísceras de fuera, pero lo mas extraño de todo fue, que a lado de ésta, se encontraba Juancho desnudo y cubierto de sangre de la cabeza a los pies como si acabara de salir del estomago de aquel rumiante.

FIN
Nota final: Juancho murió por causas desconocidas en el manicomio de la capital, aproximadamente un mes después de mi visita.
Autor: Anónimo por elección.

jueves, 17 de julio de 2008

LA PRIMERA SONRISA EN QUINCE DÍAS



Llevaba quince días con los mismos calzoncillos y la playera roída, ni una prenda más, en dos semanas no había cepillado mis dientes una sola ocasión, ni pensaba en tomar un baño; la crisis emocional más fuerte que he tenido, por lo mismo, la apatía más grande en que me he sumergido. 

Me hallaba abatido, a diario frente a la ventana, con la mirada perdida, intentaba enfocar las invisibles gotas de lluvia que caían sobre la ciudad, el único entretenimiento. La televisión nunca ha sido de mi total agrado, la utilizo para ver películas, soy un cinéfilo crónico, pero en aquella época no tenía ganas, ni siquiera, de pensar en ver alguna, mucho menos de tomar un libro, sólo escuchaba música, en un volumen casi imperceptible, de hecho, ahora que lo recuerdo, encendí el reproductor de la computadora y dejé correr la música sin prestarle atención, durante todos esos días, era algo que no me incomodaba, aunque seguramente intensificaba mi depresión.
Mi malestar comenzó el día en que me despidieron del trabajo, llevaba diez años haciendo campañas publicitarias para múltiples empresas, pero todo por servir se acaba, al menos así lo creía mi abuela, yo, estoy convencido de que el problema eran mis ideas arriesgadas, pretendía revolucionar la publicidad, sólo obtuve reproches, amenazas, un ultimátum antes de que contrataran a un joven egresado, dispuesto a acatar lo que le pidieran. 
Poco tiempo después, Dulce me abandonó, me dejó por un poeta urbano, poco prometedor, era de aquellos tipos que le cantan a la oscuridad, visten de negro y aman los cuervos, en algo tuvo que superarme, quizá su juventud, la intensidad sexual o que le dijera hermosos versos plagiados al oído, nunca lo supe, me abandonó en el sentido literal y estricto de la palabra.
Me sentí reemplazado, cosificado en todos los aspectos de la vida, no hallaba ninguna razón suficiente para seguir existiendo en un mundo que me había cerrado sus puertas; siempre me había sentido un hombre libre, como una extensión del viento, hice cuanto pude y quise, pero ahora no podía soplar más, mis ráfagas se debilitaron hasta la inexistencia y es que la libertad, a la que se puede aspirar en este universo condicionado, es temporal, como un trozo de carne; aún así, no era la primera vez que me preguntaba por el sentido de la vida, no por eso pretendía terminar con ella.
Saqué el revolver que en alguna ocasión compré por mera curiosidad, sabía que jamás lo utilizaría, no al menos para matar a alguien, aunque pensamientos criminales he tenido bastantes, el suicidio, como ya dije, no era algo que hubiera contemplado como una realidad, sólo había pasado por mi mente cuando pensaba en que me atacaría una enfermedad degenerativa avanzada, ni siquiera así lo hubiese hecho.
Lo saqué del armario, lo cargué, apunté hacia la nada, interpreté varios papeles imaginarios, el Hemingway bélico, el Robert de Niro justiciero de Taxi Driver, hasta Tim, el personaje de Norman Mailer en Los tipos duros no bailan, sonreí por primera vez en quince días, después de jugar con el revolver lo coloqué sobre la mesa, no volví a tocarlo.
Inexplicablemente, me empecé a sentir con más ánimos, aún lejos de mejorar anímicamente, pero la tristeza había disminuido un poco; encendí un porro, volví a sentarme frente a la ventana, dispuesto a viajar a ninguna parte, me sobresaltó un súbito timbrazo, por un momento no comprendí, estaba tan concentrado que no reaccione con normalidad, hacía tiempo que no recibía visitas, en realidad, era algo que no deseaba. 
Era Samuel, un ex compañero del trabajo, un tipo presuntuoso al que no estimaba en lo más mínimo, sin embargo, él sentía un afecto sincero hacia mí, porqué, no lo se; me encontró con la vestimenta simbólica, sucio, comiendo un plato de cereal con leche grumosa y un cigarrillo, lo que le causó mayor sorpresa fue el revolver que yacía sobre la mesa. 
Siempre he sido de pocas palabras, en aquel momento no tenía el menor interés en conversar, mucho menos con él, me serví de mi aspecto crítico para no hacerlo, de alguna manera fue lo menos hipócrita y lo más apropiado.
-Te veo bastante mal, me preocupaba no saber de ti, así que decidí venir a ver cómo estabas, pero no imaginé encontrarme con esto, me duele verte así, talvez suene tonto pero… ¿qué tramas con esta pistola, no querrás desaparecer del mapa, o sí? Se que no te ha ido del todo bien, pero debes tomar en cuenta que así es la vida, no tienes porque no seguir viviéndola, disfrutándola- todo esto lo decía al tiempo en que yo me moría de risa por dentro, decidí continuar con la farsa, a fin de cuentas, era una buena terapia.
-¿Quieres un cigarrillo, un café o cualquier otra cosa?- le pregunté con voz apagada
-No, gracias, quizá yo no soy el mejor sujeto del mundo- continúo con su discurso, sabía hacia donde iba, era su modo, tenía el ego tan inflado que poco la faltaba para desafiar las leyes de la gravedad- pero creo que puedo servirte como ejemplo de vida, nunca me he rendido ante los fracasos, es más, ese es un término que eliminé de mi vocabulario hace bastante tiempo, tengo una hermosa familia, amo a mi país, contribuyo en mejorar el mundo, asisto a la iglesia, soy respetuoso con mis semejantes, no tengo vicios, soy buen hijo, fiel, intento dar amor a quienes me rodean, quizá cambiar tu modo de vida te ayude…
-¿Qué quieres decir con eso, insinúas que mi vida es poco productiva, que hago las cosas mal? Bonita forma de hacerme sentir mejor.
-No lo tomes así, me refiero a que talvez puedes mejorar tu vida espiritual, cambiar tus hábitos, sólo mírate, ¿hace cuánto que no te bañas? Esa leche te hará daño, el cigarrillo no creo que sea buen alimento, yo puedo ayudarte a cambiar todo eso que, poco a poco, te hunde en tu desesperación, tengo algunos libros de autoayuda que sin duda te…
-No me vengas con eso ahora, por favor, piensa en lo que dices, es basura, toda esa seudo literatura mercantil sólo sirve para dos cosas, eres tú quien se debe mirar en un espejo- empezaba a ser un poco cruel, pero no era él quien tenía que sacarme del hoyo.
-¿En verdad eres feliz?- le pregunté mirándolo fijamente a los ojos- me refiero a si te sientes orgulloso de tu vida; no me niegues, porque aunque lo hagas no lo creeré, que no tienes necesidad de acostarte con otras mujeres, de viajar sin darle cuentas a nadie, de asistir a reuniones sin tu familia, embriagarte ¿qué es lo más emocionante de tu vida aparte de ir a misa y no decir malas palabras? El cabello se te comienza a caer, tu existencia sigue avanzando, llegará el día en que estés al borde de la muerte y pensarás en todo lo que jamás hiciste, querrás que el tiempo regrese, pero te tengo malas noticias, eso aún no lo inventan.
Los ojos se le rozaron, cayeron unas pocas lágrimas, después los sollozos eran incontenibles, me sentí mal por todo lo que le dije, sólo intentaba ayudarme, me deje llevar por algún impulso irreversible, había hecho de mi inminente salvador una víctima más, como si a Jesucristo le hubieran dicho que se alejara, que nadie lo necesitaba; intenté disculparme pero fue inútil, mis palabras ya no eran convincentes, nunca he sido bueno para mitigar el dolor ajeno, mucho menos, cuando yo había sido quien lo provocaba.
-Discúlpame, es que no me he sentido bien, soy un malagradecido, deja te traigo un vaso con agua- me levanté de la mesa y fui hacia la cocina, cuestión de minutos, estaba llenando el vaso con agua cuando de pronto se escuchó un disparo, el llanto cesó, la lluvia se detuvo, el sol se asomó y por primera vez en quince días, me sentí sucio de verdad.

Cuento elaborado by: Israel Ahumada, septiembre 2007, México.
Ilustración by: Sam Dargan.  Copyright of the artist. From exhibition at Rokeby, 37 Store Street, London. www.rokebygallery.com.



martes, 15 de julio de 2008

El teatro de la ilusión






El Teatro de la Ilusión busca fisionar la teoría, técnica y práctica teatral. Esto con el fin de reemplazar convencionalismos del teatro clásico. Entonces, la ilusión se transforma en un espacio escénico maravilloso y único, matizado con partíturas musicales que nos remiten a melancolías efímeras de recuerdos mutilados. Las influencias de su fundador Juan D. León, han surgido de varios dramaturgos actuales como Daniele Finzi Pasca fundador del Teatro Sunil y de Anatoli Lokachtehouk en la Escuela de Danza y Arte Escénico S. C. Danzjáfora.  
La compañía de teatro independiente: El Teatro de la Ilusión manifiesta su existir desde el 2001 hasta nuestra actualidad, tratando de reforzar y mantener este estilo de teatro ilusorio, basado de lo absurdo, de lo incoherente, de la ‘crueldad’ y de lo trágico-cómico: el clown.

Actualmente El teatro de la ilusión trabaja conjuntamente con la Productora Delirius Tremens, en la realización de nuevos proyectos escénicos apoyados en medios audiovisuales y musicales. Posteriormente en este blog informaremos más sobre esta vertiente de teatro nuevo. 

martes, 8 de julio de 2008

Melancolías expuestas...


El proyecto experimental titulado tentativamente “Melancolías Expuestas, refleja en sus partituras creadas por Alejandro Preisser, la constante búsqueda de aporías. Preisser nos lleva por los laberintos mentales de la melancolía, produciendo una serie de atajos hacia nuestra tristeza. Las piezas interpretadas por Mara, Agustín, Luis y Alejandro nos conducen oníricamente por los abismos de la desilusión que se sincronizan con la interpretación corporal de Juan León (Conde Luzcana, Teatro de la Ilusión) y las imágenes visuales producidas por la Productora Deliriustremens. La representación lejos de ser fantástica, nos incita a reflexionar sobre nuestros sentidos y la exposición de los mismos ante un ambiente crudo y conformista de nuestra sociedad. El proyecto se ha presentado en la UNAM, próximamente informaremos en este blog de las siguientes presentaciones.

sábado, 28 de junio de 2008

Desincronización, "teoría de un simulacro"



Lugar de las rupturas u ocaso del los sentidos, la vida es un simulacro donde el hombre pierde su libertad desde el mismo nacimiento. La historia que retrata el film es un canto a la libertad, una esperanza a cambiar nuestro destino. Destino que nos desgarra cuando lo contemplamos como aporía instantánea y efímera similar a la búsqueda de la felicidad. 

El cortometraje desincronización "teoría de un simulacro", fue filmado el pasado mes de Abril, por la Productora Deliriustremens, actualmente participa en diversos festivales de México, muy pronto incluiremos el trailer del mismo en este blog.   

La trama inicia con una mujer que espera una entrevista de trabajo, aunque abruptamente llama su atención un cuadro que se encuentra en la recepción de la compañía, entonces es en ese momento que la mujer crea a un personaje desde el interior de sus pensamientos, el personaje creado es Sorel un artista silente que representa las últimas estrofas de “Esperando a Godot” de Samuel Beckett. Sorel cansado por los designios de la condición humana es llevado a crear a Nora, una equilibrista emocional que toma realidad desde los deseos del artista. Nora a su vez crea a Percival, un mago que retrata las inseguridades de los seres humanos ante la decadencia de nuestros sentidos envueltos en un mar de tecnologías e hiperrealidades. 

La teoría del simulacro es un caos total, una desincronización de los sentidos que se pierden por la cotidianidad de la vida, la rebeldía se sustenta en intentar crear a un alguien, una situación, una vida alternativa; jugando por algunos instantes a ser un demiurgo universal. Finalmente, nos preguntamos si esta historia la imagino alguien, en la cual dio vida a todos los personajes, sin embargo quién pensó la historia realmente, alguien existió o quizá nadie sabe si mueve las piezas o es movido por alguien más.

  

viernes, 27 de junio de 2008

Primer acto...


La libertad ajena amplía mi libertad al infinito (Bakunin)

Lugar de las rupturas u ocaso del los sentidos, la vida es un simulacro donde el hombre pierde su libertad desde el mismo nacimiento; desde la misma condena que se establece con el pasar del tiempo. El proyecto se constituye por una necesidad de expresarnos, no ante los demás, sino ante nosotros mismos. Constituidos por una serie de ensoñaciones y aporías todos buscamos lo mismo, nada, en la nada. Bienvenidos a todos los lectores que quieran embarcarse por los laberintos marinos de las aguas de la zozobra, de nosotros será la melancolía que acompañe todos los proyectos musicales, cinematográficos, literarios, teatrales y experimentales.